El cojo en la Puerta Hermosa I

Texto para leer: Hechos 3, 1-10

Se trata de una de las historias más conocidas del Nuevo Testamento en la cuál Juan y Pedro sanan al cojo en la “Puerta Hermosa” del templo. Razón suficiente como para reflexionar sobre esta historia porque muchas veces se esconden tesoros en las historias que más conocemos.

Dios pasa por delante de los hombres

En Mateo 26,55 Jesús dice a los hombres que quieren aprisionarlo: “¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.” Día tras día o sea cada día el estaba sentado en el templo para enseñar. En Nazaret entró en la sinagoga en el día de reposo, conforme a su costumbre (Lucas 4, 16). Entonces debe haber continuado con su costumbre en Jerusalén y por lo menos en los días del reposo fué al templo. Si es que Jesús estaba cada día en el templo tiene que haber pasado por el conocido mendigo menosválido. Quizás no diariamente pero por lo menos de vez en cuando; quizás aún dos veces por día, una vez en el camino al templo para orar y enseñar; una vez en la vuelta – siempre pasando por este hombre.

Molesta bastante imaginarse Dios que pasa por alto a este hombre sin sanarlo. Y porqué es así? No lo sé. Quizás este mendigo fué una de estas personas apáticas que ya estan muertas internamente sin darse cuenta. Quizas se ha acostumbrado a esta vida detras de su copa de cartón de McDonald que ni el Rey de reyes pudo lograr contactarlo. Si lo pensamos honestamente podemos decir que conocemos este tipo de persona: Personas que están en la mierda hasta el cuello, que viven una vida que TU tratarías de escapar cuánto puedas; pero ellos se niegan a aceptar la ayuda ofrecida con la arrogancia del necesitado. ¿Puede ser que el mendigo fué uno de ellos? No sé pero el punto es: hay personas que se lo pasan re mal y Dios les pasa por alto.

Dios se encuentra con los hombres

Y llega el día grande. Desde Jesús ya pasó algo de tiempo. Fué crucificado, murió y resucitó de los muertos. El Espíritu Santo fué derramado y se formó la iglesia. Y casi, casi Dios pasa por el cojo – pero para. Esta vez es Dios en Juan y Pedro. Esta vez el cojo se estira hacia Él, le tiende la copa de cartón y recibe algo que nunca hubiera esperado: !sanidad!

“No tengo plata ni oro”, dice Pedro y le da algo mucho mejor que dinero: el poder de Dios. Esta vez Dios sí entró en la vida de este hombre con consecuencias drásticas. Todo el lugar se llenó de asombro por la sanidad del mendigo.

Antes de tratar en la próxima parte qué es lo que la historia ésta tiene que ver con nosotros los cristianos quiero dar un consejo a quienes estan en la mierda: ¡No dejes de confiar en Dios! ¡Estírate hacia Dios! ¿Qué otra alternativa hay? Más adelante se trata de cómo la situación puede efectuar a nuestra vida. Y cómo este texto tan conocido vino a ser uno de los desafíos más grandes del evangelio para mí.

Explore posts in the same categories: cosas creidas, traducido de Storch